¿Quién era el limón en la vida real?

Alias El Limón se constituyó en un soporte definitivo de la organización, en especial mientras Escobar permaneció tras las rejas después de acogerse a la Justicia, en julio de 1992.

Se trataba, según un informe de la Procuraduría, de un estafeta que en La Catedral era el encargado de pagar a través de sobornos las entradas de un camión a las instalaciones del penal.

La actividad de El Limón consistía en persuadir con fuertes sumas de dinero a los miembros del Ejército encargados de vigilar la entrada y salida de personas y automotores a La Catedral.

La labor del estafeta se realizó de modo permanente en la puerta del penal y se produjo durante varios meses, de acuerdo con el Ministerio Público.

Así se desprende de un centenar de declaraciones recogidas por la Procuraduría entre funcionarios del Estado y efectivos del Ejército, y en las cuales se establecieron las irregularidades.

Durante varios meses, y aun antes de que la Fiscalía, la Procuraduría o el Ejecutivo tuviesen pistas sobre las irregularidades en el penal, Escobar y sus hombres sobornaban periódica e indistintamente a soldados, suboficiales y oficiales encargados de ejercer la vigilancia externa del penal.

Soldados confesaron El cartel en muchas ocasiones a través de El Limón les pagó con dinero, comida y útiles de aseo. Al dinero en efectivo lo llamaban una liga . A los bonos, bonos.

Algunos miembros del Ejército dijeron, en la Procuraduría, que los sobornos los coordinaba El Limon , que era el estafeta de Escobar en la cárcel.

Al estafeta no lo controlaba nadie, ni el Ejército ni los guardianes. El entraba y salía sin ningún problema , dijo un uniformado.

El Limon era el que coordinaba el acceso a La Catedral de un camión Mazda turbo diesel azul identificado por los soldados y guardianes como el vehículo que entraba regularmente a la cárcel.

A los miembros de la IV Brigada, según las declaraciones de uniformados de esa guarnición militar, les pagaban entre 70.000 y 500.000 pesos por dejar pasar el camión sin revisarlo.

Algunos soldados reconocieron, en sus declaraciones, que recibieron los bonos. Uno dijo que acepto ese soborno en dos oportunidades. Un bono lo recibí el 17 ó 18 de julio, eran dos papelitos con una clave .

Estos testimonios explican por qué el 5 de julio de 1992, 16 días antes de la fuga de los miembros del cartel, según un oficial de la IV Brigada que realizaba a medianoche una inspección por los puestos de guardia de la cárcel, había una fogata en el presidio y dos vehículos entraban y salían. Uno de ellos, una motocicleta.

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Fecha de la muerte de Pablo Escobar: Deciembre 2, 1993

Alvaro de Jesús Agudelo, a quien se conocía con el remoquete de El Limón , fue el hombre que pereció en el operativo que culminó ayer con la muerte de Pablo Escobar Gaviria en Medellín. Las autoridades de Policía lo consideraban como un estafeta clave del jefe del cartel de Medellín.


La canción ¡ Me matan Limón! hace referencia en su letra a El Limón, guardaespaldas y mano derecha de Pablo Escobar Gaviria, mucho más que el Jefe del Cartel de Cali, considerando por la mayoría del pueblo colombiano como un líder, que al morir se transformó en leyenda.

El Limón adquiere enorme significación en la historia porque fué el único de los seguidores de Pablo Escobar, que permaneció fiel a su lado, cuando todos se aliaban con el Bloque, la CIA estadounidense y el gobierno colombiano, para asesinar al peso pesado del narcotráfico, idolatrado, defendido y varias veces ocultado por el mismo pueblo.

Les acercamos la historia con más detalles para que conozcan parte de la fuente de inspiración del Indio para el octavo tema de LUZBELITO.

EXTRACTO DE «LA PARÁBOLA DE PABLO» Del libro de Alonso Salazar

Doña Hermilda mira esta vastedad, mar de muertos extendido a sus pies, pero su corazón de madre sólo ve la tumba de su hijo. Y se duele de lo que llama su sacrificio y de quienes lo traicionaron: «Quienes no vienen son los torcidos, los que le dieron la espalda -dice- los que pasaron por Nápoles, su hacienda, a ofrecer y pedir.

Políticos, empresarios, ex presidentes, artistas, periodistas, reinas, divas, a quienes él les mandaba el avión o el helicóptero a Bogotá, les prestaba dinero y les hacía todo tipo de favores».

Alvaro de Jesús Agudelo El Limón

¿Quién era el limón en la vida real?

Pablo no está solo en este barrio de los acostados [entiéndase Cementerio], lo rodean sus amigos y sus enemigos, vea le muestro -me ofrece Arcángel-. A su lado está Álvaro de Jesús Agudelo, el Limón, el guardaespaldas que lo acompañaba el día de su muerte».

¿Que cómo fue ese día?
El coronel Aguilar, del Cuerpo Elite de la Policía, lo cuenta: Pablo conversa por teléfono con su hijo Juan Pablo y confunde los estruendos en la puerta con los ruidos de una construcción vecina. Los hombres de la Policía entran preparados para disparar, pero la primera planta de la casa está vacía. Pablo deja el teléfono y busca la ventana por donde ha salido el Limón y lo sigue por el techo.

Vuelve su mirada y ve a un policía en la ventana, le dispara con una pistola automática. Los policías que cubren la parte trasera de la casa les disparan con fusiles.

El Limón cae sobre la acera y Pablo sobre el caballete del tejado. El oficial al mando grita: «¡Viva Colombia!». Lo agarra de la camiseta azul, esboza una leve sonrisa y posa con su presa para la cámara.

Los mandos dan el reporte al ministro de Defensa y al presidente de la República. Dudan, temen una nueva salida en falso. Esperan ansiosos y lo anuncian al país.

Al Osito, el hermano mayor de Pablo, siempre lo ha irritado que los tombos -como llaman a los policías- digan que fueron ellos quienes mataron a Pablo. «Mentiras -asegura-. Mi hermano se suicidó, siempre tuvo claro que vivo no se dejaría atrapar porque sólo lo esperaba la muerte o la extradición, por eso se anticipó, para no darles gusto a sus enemigos se disparó con su pistola detrás de la oreja».

LA HISTORIA

En la guerra contra Pablo Escobar, todo valía, incluso las alianzas con sus enemigos.
Durante años, los organismos antinarcóticos de Colombia e indirectamente de Estados Unidos, dependieron en buena parte de la información que les daban del mismísimo Cártel de Cali y de Los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar). Pero ésa era una realidad incómoda para aceptar.

El jefe del Cártel de Cali, Miguel Rodríguez Orejuela, explicó en sus propias palabras lo que oficialmente ninguno de los gobiernos beneficiados había querido admitir. Rodríguez, declaró a la Fiscalía General de Colombia que en la búsqueda de Pablo Escobar «las altas autoridades siempre estuvieron enteradas de que éramos nosotros los que poníamos en conocimiento y a su servicio toda esta valiosa información, así como en algunas oportunidades algunos informantes que fueron utilizados por ellos».

Al hablar de altas autoridades, explicó Rodríguez, se debía entender los presidentes de la República Virgilio Barco (1986-1990) y César Gaviria (1990-1994). Desde ese día, el gobierno abrió sus radios a la frecuencias del Cartel y los  miembros de esa organización recibieron una  clave secreta para ser reconocidos en las comunicaciones… se llamarían Los Canarios.

¿Quién era el limón en la vida real?
Pablo, el Limón, familiares y amigos

Aquel jueves 2 de diciembre de 1993, Pablo Escobar Gaviria se despertó, como solía, un poco antes del mediodía. Comió un plato de espaguetis y echó su grueso cuerpo de nuevo en la cama; pero esta vez con el teléfono inalámbrico. Siempre había sido un hombre pesado, pero en su vida de prófugo había aumentado unos diez kilos, y todos en la zona abdominal.

Lo cierto es que «fugitivo» no describe la vida de Pablo con precisión. La mayor parte del día la pasaba tirado en la cama, comiendo, durmiendo y hablando por teléfono. Contrataba a prostitutas, la mayoría adolescentes, para matar el tiempo. No se podía comparar con las espléndidas orgías que montara en el pasado, pero su dinero y su notoriedad todavía le permitían ciertos lujos.

Siempre estaba solo, las únicas personas que estaban con él eran su mano derecha y guardaespaldas Limón, su mensajero Jaime Rúa y su cocinera Luz Mila.

Ese día Pablo Escobar trató de comunicarse con su familia por teléfono varias veces sin éxito, los operadores de las centrales telefónicas estaban advertidos de esta posibilidad y cada llamada era interceptada por miembros de Seguridad que estaban rastreando las señales.

Cuando Pablo logra comunicarse con su hijo Juan Pablo, haciéndose pasar por periodista, los puestos de rastreo fijos de Centra Spike y el Bloque de Búsqueda habían localizado la señal, triangulado sus lecturas y calculado que provenían de Los Olivos, un pequeño barrio de casas de dos plantas y tejas en hileras de Tequendama.

Ni bien localizaron la procedencia de la señal, «Hugo» (un agente de seguridad que durante años siguió a Escobar) y su compañero se dirigieron al barrio y se apostaron frente a la hilera de casas de dos plantas. Nadie podía saber en cuál se encontraba Pablo. Varias veces subieron y bajaron por la calle. «Hugo» comenzó a observar las casas detenidamente, una por una.

Y entonces lo vio. Era un hombre gordo, de pelo negro largo ondulado y barba, asomado a la ventana de la segunda planta. Sólo había visto a Pablo en fotos y, salvo el bigote, siempre había estado bien afeitado, pero la policía sabía que se había dejado crecer la barba, y además el tipo estaba hablando por teléfono contemplando desde arriba el tráfico de la calle. El hombre se metió rápidamente en la casa.

Años de lucha, cientos de vidas perdidas, miles de redadas inútiles, incontables millones de dólares, de pistas falsas y de horas y hombres, todas las meteduras de pata, los fallos, las falsas alarmas… y allí estaba. Por fin.

Un solo hombre en un país de treinta y cinco millones de habitantes, una tarea literalmente más difícil que la de encontrar la aguja en el pajar.

Pablo Escobar y Álvaro de Jesús Agudelo (el Limón)

La Prensa, la Policía y el cadáver de Pablo Escobar

Hugo había encontrado a ese hombre rico, despiadado y disciplinado, que por sí solo había tenido en su puño al submundo criminal de su país y de buena parte del planeta, durante casi dos décadas; un hombre que en aquella urbe de  millones era adorado como una leyenda. Hugo le indicó al resto de los agentes cuál era la casa.

Hugo sabía bien que solamente él y otro vehículo estaban en posición. Estaba seguro de que Pablo los había visto y que sus pistoleros no tardarían en llegar. Los dos compañeros de Hugo saltaron del coche y se colocaron a ambos lados de la puerta principal.

Hugo entró por el callejón, contando las casas dio con la parte trasera de la de Pablo. Muertos de miedo pero con las armas cargadas, esperaron. Fueron unos diez minutos.

La puerta principal era pesada, de hierro. Fueron necesarios varios golpes para derribar la puerta que los separaba de Pablo. Los hombres de seguridad entraron corriendo en la casa. De inmediato comenzaron a sonar los disparos.

Limón saltó desde la ventana de atrás al tejado apenas el equipo de asalto hubo irrumpido por el frente. Limón saltó, cayó sobre las tejas y comenzó a correr, los hombres del Bloque de Búsqueda desplegados en el callejón detrás de la casa abrieron fuego.

Docenas de hombres con armas automáticas se habían apostado a todo lo largo de la calle, algunos de ellos de pie encima de sus vehículos para mejorar su posición de fuego. Un francotirador incluso había trepado al tejado de la casa contigua. Fué así que Limón recibió varios impactos mientras corría, y su propia inercia, unida a la de los disparos, hizo que cayera del tejado al césped.

El segundo en salir fue Pablo. Tras ver lo que le había sucedido a Limón, se mantuvo junto a uno de los muros, el cual le ofrecía algo de protección. El agente apostado en la casa de al lado no tenía el campo libre como para disparar, así que hubo una pausa en el tiroteo mientras Pablo se deslizaba hacia el callejón con la espalda pegada al muro.

Ninguno de los policías en la calle podía verlo, pero al llegar al final del muro, Pablo vio su oportunidad y se dirigió hacia la cima del tejado, para saltar y refugiarse del otro lado.

La andanada de disparos fue atronadora, y antes de llegar a la cima, Pablo cayó tendido boca abajo, desplazando varias tejas. Pero los disparos continuaban… los innumerables proyectiles que entraban por la ventana taladraban las paredes y el techo.

En la calle y el callejón posterior todo el mundo estaba disparando hasta vaciar los cargadores. A los hombres del Bloque de Búsqueda les llevó varios minutos darse cuenta de que ellos eran los únicos que estaban disparando, y finalmente los disparos cesaron.

El francotirador del tejado gritó: «¡Es Pablo!» y los hombres subieron a ver. El mayor Aguilar levantó el cadáver por el hombro y lo dio vuelta. La cara ancha y barbuda estaba hinchada, salpicada de sangre. Aguilar tomó la radio y habló directamente con el coronel Martínez, con tanto entusiasmo que hasta los efectivos que llenaban la calle lo pudieron oír:
-¡Viva Colombia! ¡Hemos matado a Pablo Escobar!

¿Quién era el limón en la vida real?
El cuerpo baleado de Pablo Escobar

Los miembros del Bloque posando junto al cuerpo abatido de Pablo Escobar

Sin embargo, los rumores que se filtraron del procedimiento indican que cuando Escobar escapaba por los techos huyendo del Bloque, una bala le dio en un brazo y cayó herido en el techo. Cuando Pablo yacía herido en el tejado, uno de los agentes del Bloque lo ejecutó.

«Había tanta ansiedad, que eso puede haber sido posible’, dijo el coronel Oscar Naranjo, quien dirigía el servicio de inteligencia de la Policía en esa época.

La alianza entre el Cártel de Cali, Los Pepes y los organismos antinarcóticos de  Colombia y Estados Unidos tuvo un precio muy alto en la lucha contra el  narcotráfico. Mientras los jefes del cártel posaban como los adalides contra el narcoterrorismo, y gozaban de un relativa libertad de acción como resultado de esa alianza, sus ingresos por el tráfico de drogas aumentó escandalosamente. Cuando la guerra contra Escobar culminó, el nuevo enemigo de hoy era el aliado de ayer.

Hasta aquí, algunos detalles más de la historia de Álvaro de Jesús Agudelo, el Limón, quizás el único aliado fiel entre tanto traidor, que cuidó de Pablo Escobar hasta el día de su muerte.

Originalmente publicado en22 octubre, 2020 @ 4:12 pm


¿Quién fue el que traiciono a Pablo Escobar?

Gustavo Gaviria - Wikipedia, la enciclopedia libre.

¿Qué pasó con el chili y el topo en la vida real?

Falleció el 14 de junio de 1990​ en un operativo de la Policía Nacional cuando se encontraba en su apartamento del barrio El Poblado de Medellín, en compañía de su esposa e hija de 6 meses.

¿Quién era el topo en la vida real de Pablo Escobar?

Mario Alberto Castaño Molina - Wikipedia, la enciclopedia libre.

¿Quién es el chile en la vida real?

John Jairo Arias Tascón, alias "Pinina" (Medellín, 22 de abril de 1961 - ibídem, 14 de junio de 1990​), fue un miembro del Cartel de Medellín.